Publicado en El Mostrador el 15 de Noviembre del 2006
Por Gonzalo Rovira
Creo que la Presidenta tiene razón al señalar que los actuales casos de corrupción no se condicen con el pasado de una gran mayoría de chilenos y chilenas que luchamos contra la dictadura. Pertenezco a una generación que se jugó la vida por la democracia, que creyó en la construcción de algún proyecto de sociedad en que pudiéramos convivir con libertad, igualdad y fraternidad. Hoy somos todos adultos, hemos tenido triunfos y fracasos en estos años de democracia, y tenemos hijas e hijos que pueden sentirse orgullosos de madres y padres que han vivido una vida que valió la pena, que conquistaron una victoria social que ha cambiado sus vidas. Creo en esa democracia que valió las penas.
Por Gonzalo Rovira
Creo que la Presidenta tiene razón al señalar que los actuales casos de corrupción no se condicen con el pasado de una gran mayoría de chilenos y chilenas que luchamos contra la dictadura. Pertenezco a una generación que se jugó la vida por la democracia, que creyó en la construcción de algún proyecto de sociedad en que pudiéramos convivir con libertad, igualdad y fraternidad. Hoy somos todos adultos, hemos tenido triunfos y fracasos en estos años de democracia, y tenemos hijas e hijos que pueden sentirse orgullosos de madres y padres que han vivido una vida que valió la pena, que conquistaron una victoria social que ha cambiado sus vidas. Creo en esa democracia que valió las penas.
El año recién pasado, en mi primera actividad pública como candidato a senador por Santiago Poniente, participé junto a Guido Girardi en un foro que realizó el programa de televisión El Termómetro. En esa ocasión, cuando el periodista me preguntó por qué volvía a la política contingente, le dije “he vuelto a la política porque me parece impresentable que un candidato a senador por la misma circunscripción por la cual yo postulo –me refiero a Guido Girardi– tenga al mismo tiempo de candidato a diputado a su papá, que tenga a su señora y a su hermano de concejales, y a su hermana de alcaldesa”.
Girardi me respondió algo así como que eso no era mi problema y que la gente democráticamente los había elegido a todos y cada uno de ellos. Inmediatamente repliqué: “De acuerdo Guido, ¿pero en qué elección interna del PPD fueron ellos elegidos candidatos?” Silencio absoluto. Obviamente, Guido Girardi no estaba en condiciones de responderme esa pregunta porque ninguno de ellos había sido electo en una elección interna y democrática dentro de su partido. Ya Maquiavelo tenía claro que en la base de una sociedad democrática está la igualdad de oportunidades, sin ésta no hay espacio para instituir una República.
Girardi me respondió algo así como que eso no era mi problema y que la gente democráticamente los había elegido a todos y cada uno de ellos. Inmediatamente repliqué: “De acuerdo Guido, ¿pero en qué elección interna del PPD fueron ellos elegidos candidatos?” Silencio absoluto. Obviamente, Guido Girardi no estaba en condiciones de responderme esa pregunta porque ninguno de ellos había sido electo en una elección interna y democrática dentro de su partido. Ya Maquiavelo tenía claro que en la base de una sociedad democrática está la igualdad de oportunidades, sin ésta no hay espacio para instituir una República.
No me parece que estemos frente a una situación nueva, sino sólo a la continuidad lógica de prácticas que destruyen las conquistas democráticas. Sin embargo, sigo creyendo que la política no siempre ha sido, ni será, una búsqueda incesante de oportunidades cortoplacistas.
Tengo la convicción que la izquierda tiene mucho que aportar al respecto. Tenemos una responsabilidad histórica que asumir en un Chile con desigualdades brutales que no pueden esperar. Debemos aportar a la construcción de un camino democrático que termine con el nefasto sistema binominal que margina a importantes sectores de la sociedad, pero además fomenta el clientelismo electoral que está en la base de la corrupción.
Es evidente que la transparencia en el aparato público es una señal importante de la democracia, pero igualmente relevante es desentrañar los oscuros lazos de los financiamientos privados en las campañas electorales.
Me hubiera gustado que, con la misma rapidez que el director del SII exculpara al senador Girardi de delitos tributarios, hubiésemos conocido el destino de las restantes facturas de Publicam, más de mil, pues dada la información que ha sido publicada en los medios de comunicación, un ciudadano medianamente informado, bien podría concluir que aquí está la base del mecanismo utilizado para blanquear dineros provenientes de empresas privadas. ¿Se imaginan que de repente aparecieran facturas de Publicam u Ovalle S.A. siendo pagadas por algún laboratorio de medicamentos o alguna empresa recolectora de basuras o quizás incluso alguna Isapre?
En todo caso, lo que me queda claro es que las versiones del aun Senador Girardi resultan francamente inverosímiles. Que él me perdone pero dudo que su jefe de Gabinete, el señor Farías, haya recibido 10.5 millones en tres meses (sería importante revisar su ingreso promedio en los últimos dos años), dudo que se pague 5 millones por el diseño de una pagina web y que con la misma fecha se emita una factura pagando otros 400 mil pesos por “actualización de la página web.”
En definitiva, y porque existen sobradas razones para creer que podríamos estar ante un claro caso de fraude al fisco y a la fe pública, es que solicito, por el bien de Chile y de su democracia, que se investiguen todas las facturas, se cite a los destinatarios de éstas, sean entidades públicas o privadas, se cite a los funcionarios que trabajaron en las campañas electorales involucradas y se confronten las versiones. Verdad, decencia y honestidad es lo que esperan chilenos y chilenas; nada más, pero tampoco nada menos. Caiga quien caiga.
Gonzalo Rovira. Ex dirigente de la FECH y ex candidato a Senador por Santiago Poniente del pacto Juntos Podemos Más.
Patito y Alfredo: "Contra la corrupción: insurrección"
1 comentario:
Hermosos, Cositos...
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