Sin la invitación traidora de un pasaje a efímero vuelo, estoy desplegando las alas hacia la poesia... saltan las alusinaciones sensibles para mi todo viviente, elevando esta realidad hasta la negación de los abismos, germinando en la dialéctica de matrices fecundas...
Imagino la carne y su intimidad que fue sueño en mi bolsillo, cuando urgué en el azar supersticioso legitimado por el amor... hoy fundo la nueva existencia, bendita tan sólo por ser ella, sin condicionar las formas y el andar, privilegio inexorable de la fortaleza ulterior, otrora mediada por el dolor y la ceguera, pareja de innegable eficacia para quien se dirige a la muerte sin retornos... y aquí sucedo a carcajadas como cascada cristalina ansiosa a desembocar, y me derramo en océanaos que intuyo abrazándome hecha delta de afluentes inmensurables...
...contemplo sin tiempo la fauna parida por la humedad desnuda dando alaridos de sangre y maravilla, llevando a todos los siglos primordiales la divinidad del rito, eternizado por lo que sentimos, por lo que desentrañamos en un instante en que fuimos uno, acto puro sin historia... pura creación... desde el cielo los dioses vieron el amor y se fueron para darnos la nada como lecho nupcial...
a la hija que no tuvimos pero imaginamos. le digo: fuiste fruto a pesar que no viste la luz novedosa, pues abiertos los ojos desplegaste tus propias semillas... arrójalas cantando la metáfora seminal que te enseño... y te amé, porque el amor es infinito, no sólo porque no tiene fin sino tampoco principio... así como amo el mar al que me acerco, transmigrando de ave a río, de cascada a poesía y de sueño a mar... en feliz desembocadura.
martes, diciembre 27, 2005
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