domingo, noviembre 06, 2005

LA DESPEDIDA QUE DEBIÓ SER


Un día de esos te pedí que nunca me olvidaras y medijiste que era imposible, pero quiero que ese recuerdo sea el máslindo que puedas contar a tus nietos sin que se convierta en unapesadilla... como la historia de adolescentes que jamás dejará de sera pesar de que todo tiene un inexorable final...

Hay que cerrar el círculo para seguir viviendo, al menos en mi caso, ypara ello quiero agradecerte con tres regalos:

1. "La carta en el camino", de Neruda, que es el adiós a Matilde, sucompañerita eterna cuando la dejó en Capri para volver a Chile... sela escribió en una servilleta de un café de la isla pidiéndole que nola leyera hasta que ya se hubiera ido...

2. "Nuestro secreto" una pintura de Fco. Javier Olea que retrata(según yo) la imagen, las sensaciones y el ensueño de lo vividocontigo, que va a quedar por siempre grabado en mi memoria y en mialma

3. La eternidad... puedo haber besado muchas bocas y estrechado otrosbrazos, puedo haber sido polola, novia, amante, señora o cualquierotra etiqueta en el mundo de los demás... pero a nadie he llamadocompañero en el sentido más profundo como te llamé a ti y a nadie másllamaré igual, aunque sea mañana mismo que otros pasos me acompañen...

Ahora la despedida es de verdad... pero ten la certeza que cada vezque el corazón me sangre de jamás y me torture en los imposibles,reciclaré tu imagen durmiendo sobre mí... te evocaré sola pero entera, sentada en aquella mesa del café que ahora es otro... donde algún poeta revolucionario y comunista escribió a otra Matilde "Tú eres micompañera ideal."

La Carta en el Camino (Pablo Neruda)

Adiós, pero conmigo serás,
irás adentro de una gota de sangre que circule en mis venas
o fuera, beso que me abrasa el rostro
o cinturón de fuego en mi cintura.
Dulce mía, recibe el gran amor que salió de mi vida
y que en ti no encontraba territorio
como el explorador perdido en las islas del pan y de la miel.

Yo te encontré después de la tormenta,
la lluvia lavó el aire
y en el agua tus dulces pies brillaron como peces.

Adorada, me voy a mis combates.

Arañaré la tierra para hacerte una cueva
y allí tu Capitán te esperará con flores en el lecho.
No pienses más, mi dulce, en el tormento que pasó entre nosotros
como un rayo de fósforo dejándonos tal vez su quemadura.
La paz llegó también porque regreso a luchar a mi tierra,
y como tengo el corazón completo
con la parte de sangre que me diste para siempre,
y como llevo las manos llenas de tu ser desnudo, mírame,
mírame, mírame por el mar, que voy radiante,
mírame por la noche que navego,
y mar y noche son los ojos tuyos.
No he salido de ti cuando me alejo.
Ahora voy a contarte: mi tierra será tuya, yo voy a conquistarla,
no sólo para dártela, sino que para todos, para todo mi pueblo.
Saldrá el ladrón de su torre algún día.
Y el invasor será expulsado.
Todos los frutos de la vida crecerán en mis manos
acostumbrados antes a la pólvora.
Y sabré acariciar las nuevas flores
porque tú me enseñaste la ternura.
Dulce mía, adorada,
vendrás conmigo a luchar cuerpo a cuerpo
porque en mi corazón viven tus besos como banderas rojas,
y si caigo, no sólo me cubrirá la tierra
sino este gran amor que me trajiste y que vivió circulando en mi sangre.
Vendrás conmigo, en esa hora te espero,
en esa hora y en todas las horas,
en todas las horas te espero.
Y cuando venga la tristeza que odio a golpear a tu puerta,
dile que yo te espero
y cuando la soledad quiera que cambies
la sortija en que no está mi nombre escrito,
dile a la soledad que hable conmigo,
que yo debí marcharme porque soy un soldado,
y que allí donde estoy, bajo la lluvia o bajo el fuego,
amor mío, te espero.

Te espero en el desierto más duro
Y junto al limonero florecido,
en todas las partes donde esté la vida,
donde la primavera está naciendo,
amor mío, te espero.
Cuando te digan: 'Ese hombre no te quiere",
recuerda que mis pies están solos en esa noche, y buscan
los dulce pequeños pies que adoro.
Amor, cuando te digan que te olvidé,
y aun cuando sea yo quien lo dice,
cuando yo te lo diga,
no me creas,
quién y cómo podrían cortarte de mi pecho
y quién recibiría mi sangre
cuando hacia ti me fuera desangrando?

Pero tampoco puedo olvidar a mi pueblo.
Voy a luchar en cada calle, detrás de cada piedra.
Tu amor también me ayuda:
es una flor cerrada que cada vez me llena con su aroma
y que se abre de pronto dentro de mí como una gran estrella.

Amor mío, es de noche.

El agua negra, el mundo dormido, me rodean.
Vendrá luego la aurora, y yo mientras tanto te escribo
para decirte: "Te amo'.
Para decirte "Te amo , cuida, limpia, levanta,
defiende nuestro amor, alma mía.
Yo te lo dejo como si dejara un puñado de tierra con semillas.
De nuestro amor nacerán vidas.
En nuestro amor beberán agua.

Tal vez llegará un día en que un hombre y una mujer,
iguales a nosotros, tocarán este amor
y aún tendrá fuerza para quemar las manos que lo toquen.
Quiénes fuimos? Qué importa?
Tocarán este fuego y el fuego, dulce mía,
dirá tu simple nombre y el mío,
el nombre que tú sola supiste porque tú sola sobre la tierra sabes
quién soy, y porque nadie me conoció como una,
como una sola de tus manos,
porque nadie supo cómo, ni cuándo
mi corazón estuvo ardiendo:
tan sólo tus grandes ojos pardos lo supieron,
tu ancha boca, tu piel, tus pechos, tu vientre, tus entrañas
y el alma tuya que yo desperté
para que se quedara cantando hasta el fin de la vida.

Amor, te espero.
Adiós, amor, te espero.
Amor, amor, te espero.

Y así esta carta se termina sin ninguna tristeza:
están firmes mis pies sobre la tierra,
mi mano escribe esta carta en el camino,
y en medio de la vida estaré siempre
junto al amigo, frente al enemigo,
con tu nombre en la boca
y un beso que jamás se apartó de la tuya.

No hay comentarios.: